A lo largo de estos últimos años, escuchamos hablar con frecuencia de la Inteligencia Artificial (IA) y de cómo la implementación de esta tecnología de la nueva era, desde su existencia hasta ahora, ha generado impactos positivos en las empresas, la sociedad y el mundo. Impactos positivos, tales como, el desarrollo de soluciones para mejorar la salud del suelo, para mejorar la eficiencia y sostenibilidad de la agricultura, para detectar y prevenir la contaminación del agua, para capturar el dióxido de carbono en la atmósfera, o para reducir las emisiones de contaminantes. Se trata de un fenómeno que llegó para quedarse…