El modelo económico y social que experimenta nuestro planeta necesita ser revisado con urgencia (y hoy más que nunca). Hablamos de un modelo productivo basado en los combustibles fósiles, en las industrias a gran escala y en una distribución de las riquezas que vio sus orígenes como forma de organización, ya muchos siglos atrás.
Los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (también conocidos como ODS) representan actualmente la llamada a la acción más clara que tenemos (y que no podemos ni debemos dejar pasar).
Aún resulta un poco difícil de creer que la mala salud de nuestros mares, el descongelamiento de la Antártida, las montañas y montañas de basura intratable e incluso, que el aire que se respira en algunos países del mundo sea nocivo, no llamen a una reflexión obligatoria a todos los ciudadanos y a sus respectivos gobiernos.
Hace algunos unos días leí una entrevista a Jeremy Rifkin (sociólogo, escritor y activista) en la que se le preguntó sobre cuestiones que consideramos claves en este momento coyuntural: empatía, compromiso y acción (como para empezar).
“¿Qué les diría a quienes creen que es mejor vivir el momento, el aquí y el ahora, y esperan que en el futuro vengan otros para arreglarlo?
Estamos realmente ante un cambio climático, pero también a tiempo de cambiarlo. Es devastadoramente importante entender qué significa el cambio climático: toda la especie humana debe estar preparada para modificar nuestra manera de vivir y así preservar la existencia de nuestra especie y la del resto de criaturas que viven en la Tierra. El cambio climático provocado por el calentamiento global y las emisiones de CO2 altera el ciclo del agua de la Tierra. Somos el planeta del agua, nuestro ecosistema ha emergido y evolucionado a lo largo de millones de años gracias al agua. El ciclo del agua permite vivir y desarrollarse. Y aquí está el problema: por cada grado de temperatura que aumenta como consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero, la atmósfera absorbe un siete por ciento más de precipitaciones del suelo y este calentamiento las fuerza a caer más rápido, más concentradas y provocando más catástrofes naturales relacionadas con el agua. Por ejemplo, grandes nevadas en invierno, inundaciones en primavera por todas las partes del mundo, sequías e incendios en toda la temporada de verano y huracanes y tifones en otoño barriendo nuestras costas.” Revista de Pensamiento, Sociedad y Tecnología “Telos” – abril 2020 – Fundación TelefónicaSi nos tomamos dos minutos para pensar las consecuencias que cita Rifkin, no se trata de nada que no hayamos visto por TV en los últimos años ¿no? Repasemos… En Estados Unidos ya se habla de la mayor nevada de la historia. A principios de esta misma semana, un fuerte temporal azotó a Catamarca (Argentina) y provocó las inundaciones más graves en la última década. En el Pantanal, el humedal más grande del planeta (que se extiende por Brasil, Paraguay y Bolivia) la sequía fue de las más severas en casi medio siglo. Y como si se tratase del capítulo de la serie del momento, vimos durante días por televisión, cómo las llamas se comían sin titubeo a los humedales en el delta del Paraná o en las Sierras de Córdoba (Argentina).
El cambio climático nos muestra las consecuencias, pero la humanidad también está en una encrucijada
Hasta aquí llegamos hablando fundamentalmente sobre problemáticas medioambientales que necesitamos que permanezcan en agenda para encontrar alternativas de solución. Pero la lista no para por ahí. Evolucionar hacia una sociedad sostenible que garantice condiciones de vida dignas para todes (generaciones actuales y futuras) es otro de los desafíos a nivel global que incluso la pandemia nos demostró, que, si creíamos haber hecho pequeños avances, bastante lejos estamos. Desigualdades económicas, falta de acceso a las mismas oportunidades educativas, canastas básicas sin niveles nutricionales, discriminación de grupos vulnerables o violencia de género, son algunas de las problemáticas desestructurales que enfrenta América Latina y el Caribe.Por todo esto, creemos que pensar en empresas verdes desde YA es esencial porque:
- Con un enfoque sistémico pueden resolver los grandes problemas cambiando las causas raíz y dinámicas subyacentes, para generar un cambio estructural y sostenido en el tiempo.
- Tienen un papel clave para cubrir los 2,6 trillones de dólares anuales de déficit para el cumplimiento de los ODS ya que con ideas innovadoras y escalables se puede llegar hasta donde actualmente no se llega y producir un cambio sistémico.
- Permiten la colaboración con modelos de asistencialismo tradicional y de cooperación para encontrar soluciones eficientes y sostenibles en el tiempo para los principales problemas ambientales y sociales.
- En cooperación con el sector público, podrían ayudar a resolver de una manera efectiva y sistémica las grandes necesidades ambientales y sociales que las administraciones públicas tienen por objetivo.
- Podrían ayudar a que las grandes corporaciones vean el emprendimiento verde como aliado, para cumplir al máximo con su compromiso social y medioambiental.